jueves, 16 de septiembre de 2010

Al CESAR, lo que es del CESAR

Esa mañana había despertado mucho antes de lo habitual debido a mis sueños extravagantes y que siempre son la antesala a una experiencia que quedará grabada a fuego en el alma indómita de Medea.

Las sábanas acariciaban mi cuerpo desnudo y sus pliegues se habían metido en mi sexo consiguiendo llenarlo de sangre, mojarlo y hacerlo latir sin mi permiso. Y con unas ganas enfermizas de una lengua viciosa y a falta de una buena verga que me dijese “ese coño es mío”, metí mano al cajón de la mesilla y saqué a mi amigo insaciable que me llevó al orgasmo en diez segundos, tal vez fueron doce, y para empezar el día con alegría era suficiente. A falta de pan, buenas son tortas.

Me levanté y cuando estaba tomando mi café sonó el teléfono. Me llamaban del Ayuntamiento porque habían aparecido unas ruinas romanas y como arqueóloga debía presentarme en ellas para acordonar la zona y empezar los trabajos de limpieza. Me vestí con mis pantalones de exploradora que dejaban bien marcadas mis curvas, mis botas y una camiseta de tirante que marcaban mis pechos libres como yo. Más de una vez se me había criticado mi manera de provocar vistiendo, pero a estas alturas de la vida, me importaba poco las envidias de ellas y el calentamiento de ellos. Así a sus masturbaciones ya tendrían cara, tetas y culo que ponerle.

Cuando llegué creí morirme de la fascinación del hallazgo. Eran unas termas y al lado los yacimientos de una casa de familia importante romana. Mandé acordonar la zona y rápidamente mi equipo y yo nos pusimos a la delicada tarea de limpieza. El Alcalde me comunicó que al ser de tal envergadura el hallazgo había llamado a otro equipo de arqueólogos para que me ayudasen y en diez minutos se presentarían allí. Cua ndo el Alcalde llamó al capataz del grupo para presentármelo , tanto él como yo quedamos como auténticas estatuas de sal. Él había sido mi gran amor, mi gran pasión y mi gran follador. Nos habíamos conocido en unas excavaciones en Alejandría y habíamos vivido una tórrida relación que se rompió por culpa de nuestras ansias de trabaj o. No había perdido nada de su atractivo, incluso yo lo veía más cañero que nunca. Vestía igual que yo, con su media melena plateada, una barba ideal para frotarse en un coño y hacerlo derretir y unos ojos verdes que te mojaban sin permiso.

Nos saludamos como buenos colegas y nos pusimos a trabajar. Es increíble lo que se siente al tener en tus manos una reliquia antigua, es como si estuviera llena de vida y muchas veces cuando la cojo en mis manos y cierro los ojos, siento su energía y como me trasporta a su época. Para que os hagáis una idea, es como cuando coges una verga en tu mano, la metes en tu boca y sientes lo que la mente de tu hombre necesita, vive y desea. En aquel lugar estaban apareciendo auténticas bellezas arqueológicas.

Yo estaba a cuatro patas limpiando una cajita de una belleza sublime. Mi culo estaba en pompa y mis brazos en su movimiento de cepillado me habían bajado el tirante de la camiseta sin darme cuenta y mis tetas se cimbreaban libres de adelante atrás como gelatina. De repente siento una mano que me sube el tirante y mete mis tetas dentro. Me giro y lo veo de pie, mirándome con lascivia y con una verga que se ahogaba entre el pantalón y entonces me dice “es simplemente rozarte y resucitas en mí lo que ninguna mujer ha conseguido desde que te fuiste”, que ganas en ese momento de sacar su verga por la bragueta y mamársela hasta que me diese el preciado elixir de la eterna felicidad, pero estábamos en público y me quedaría con ganas hasta poder pillarlo a solas.

¿Has venido a manosearme las tetas? le pregunté, y entonces me dijo que venía para ver que tal iba con la cajita de mujer. Se arrodilló a mi lado y entre los dos conseguimos sacarla intacta del terreno y suavemente la abrimos. Impresionante lo que había en ella. Era una cajita de una mujer poderosa y que sacaba información a los hombres a través de su poder erótico, provocación y buen sexo, ¿que porqué lo se? porque dentro de aquella cajita había colgantes de falos, pulseras con posturas de fornicio y un extenso material erótico para adornar sus pechos, sus manos y su pelo para poner caliente al macho de turno. Pero de todo lo que había allí, me fascinó un colgante de un falo con testículos de unos cinco centímetros de largo y con una perfección absoluta.

Lo miré y le dije que daría lo que fuese por follar solo con ese colgante puesto, entonces me dijo que cuanto estaría dispuesta a entregar a cambio de hacer realidad ese sueño y simplemente le contesté que sería la esclava de ese hombre por esa noche.

Había sido un día de mucho trabajo y nos dispusimos a recoger. Todo lo encontrado lo llevamos a un laboratorio para ser limpiado y seleccionado y de que terminamos, nos fuimos todos a tomarnos unas cervezas a la cafetería del hotel donde estaban alojados los arqueólogos visitantes. Después de una conversación amena y distendida, me despedí de mis colegas hasta mañana porque estaba tremendamente cansada del día. Según salía por la puerta, me agarró Marco (ese era su nombre) y me dijo que me invitaba a cenar, y la verdad que yo lo único que deseaba era tomarme un baño relajante y así se lo dije, entonces quedó aceptada la invitación para el día siguiente y me dijo que cuando estuviese relajada ya en la habitación me telefoneaba. Le regalé un beso y me fui.

Llené mi bañera de agua caliente, aceite de rosas, una luz tenue y en una mesilla pegada a la bañera tenía mi móvil y una buena copa de vino. Me sumergí en ese caldo delicioso que relajó al momento mis músculos y dejó en libertad el deseo de mi clítoris retenido entre los pantalones todo el día. Era una delicia acariciarme con aceite que conseguía una textura en mi piel resbalosa y deliciosa al tacto de mis dedos. Cogí mi copa y brindé por las mujeres provocadoras, llenas de sensualidad y llenas de libertad sexual, y en un recuerdo apurado a mi mente, también brindé por aquella mujer romana con tantas joyas eróticas que supuse que era una gran mujer en todas sus variantes. En el mismo instante que me acordé de ese colgante romano, sonó el móvil.

Era Marco. Su voz acariciaba mi piel y entonces le pregunté si se estaba tocando y me dijo que estaba encima de la cama, desnudo y acariciando aquella dura y gran polla que le habían otorgado. Deseé febrilmente hacerla mía, comérsela como solo yo sabía hacerlo degustando hasta el rincón mas pequeño de su piel y cabalgarlo sin piedad. Me apetecía masturbarme con él, así que le dije que me comiese el coño que me moría por tener su lengua y su barba acariciando mi clítoris. Comenzó tremendamente caliente a saborear mi coño por teléfono a susurrarme lo que me hacía mentalmente:

“Te abro las piernas, acaricio tu coño con mis dedos y separo cada una de sus piezas, arrimo mi nariz para oler el perfume de hembra que enloquece mi mente, y te doy la primera lamida larga de adelante atrás y comienzan tus gemidos y tu gran humedad. Saboreo todo lo que me vas regalando a cada paso de mi lengua y tus manos aprietan mi cabeza pidiendo que te coma el coño con pasión y se lo que te gusta. Meto tu clítoris entre mis dientes y mi lengua y lo succiono con fuerza y comienzan tus espasmos de locura transitoria, comienzas a querer escapar de mí y te sujeto los muslos con mis manos y no te dejo escapar. Me insultas y me dices que te deje, y no me da la gana y entonces explotas en un orgasmo que aún recuerdo tus aullidos de loba en celo que me hacían correrme muchas veces en las sábanas, recuerdas?”….

Uuuuffff, aquellas palabras me pusieron cardiaca y no paraba de acariciarme bajo el agua. Le dije que me acordaba de aquellos momentos y que también recordaba como gemía cuando yo se la comía y entonces lo oí gemir a través del teléfono y le dije:

Me vuelve loca cuando me dejas mamártela a mi antojo. Te tengo de rodillas en la cama, mi cabeza debajo de un almohadón y justo debajo de tu polla. Con una mano acaricio tu culo y los testículos y con la otra manoseo tu polla como si estuviera ordeñando y cuando me apetece te trago entero a un ritmo de locos y te vuelvo a soltar. Y me encanta meneártela con la mano, y jugar con ella y pellizcarte y después vuelve a pasar mi lengua caliente para darle mimos…ummmm, que deliciosa está. Mientras gimes como un buen macho que se la están mamando a conciencia, mis ganas de devorarte aumentan y suavemente me dejas que meta mis dedos para jugar un ratito con tu precioso culo y mientras mis delicados dedos violan sin daño tu culo, mi boca aprieta tu polla contra el paladar y te da pequeños tirones para poder sacarte el elixir que necesito para alimentar mi alma. Y no quieres que se acabe aquella locura pero llega la hora y yo no pienso parar hasta el final. Sigo mamándote con mucha fuerza y sin soltarte de mi boca mientras mis dedos te follan y entonces explotas en un berrido tan salvaje que hasta los Dioses tienen celos de ti”.

Y entonces oigo un auténtico berrido al otro lado del teléfono y eso me hace acelerar mi masturbación y casi al momento llega mi orgasmo que él también oye. Había sido una sensación maravillosa correrme con él a través de la línea telefónica. Dulcemente me dijo que era la mujer más misteriosa y maravillosa que se había cruzado en su vida y que quería tenerme de nuevo y entonces le deseé buenas noches y le dije que mañana cenábamos juntos.

En la mañana me sentí más radiante que nunca y dispuesta hacer mío el mundo, era como si aquella masturbación en compañía me hubiera llenado de vida y pasión. Cuando volví a las ruinas, Marco y su equipo ya estaban allí. No sé si es que el sol iluminaba su cara dorada y sus ojos verdes haciéndolo aún más atractivo para mí, o es que él me miró de una forma tan diferente que consiguió elevarme al mundo voluptuoso y hechizante del amor.

Me puse al trabajo y durante toda la jornada él no paraba de mirarme de reojo, de ir donde yo estaba con cualquier duda para estar conmigo…..simplemente, no dejó que me alejase de su lado ni quince minutos. Cuando terminamos la jornada quedamos para cenar en el restaurante de su hotel.

Fui para casa e intenté ponerme tan bella y seductora para él, que hasta el espíritu de aquella mujer romana estuviese orgullosa de mí. Me puse un vestido de noche negro y largo, muy escotado tanto por delante como por detrás, de hecho el escote de atrás llegaba hasta el nacimiento de mi trasero, así que no llevaba ropa interior. Adorné mi muñeca con una pulsera que Marco me había regalado en Alejandría y que estaba hecha de figuras de Kamasutra y mi pelo recogido en una cola y alrededor de ella un adorno cuya figura era una mujer desnuda entrelazada entre rosas. Cuando me miré para salir a la cita, yo misma me sorprendí de lo que vi reflejado en el espejo; veía a una mujer bella, llena de voluptuosidad y erotismo y dispuesta hacer mío en cuerpo y alma a mi hombre. Juro que vi a Cleopatra seduciendo a César.

Cuando entré en el restaurante, él se levantó de la silla y me miró tan asombrado como yo misma estaba de aquella visión. Se había enfundado en un traje verde oscuro y una camisa pastel. Aquel traje potenciaba el verde de sus ojos y con ello su armonía espiritual. Me agarró de la mano y simplemente nos miramos un buen rato trasmitiéndonos todas las buenas vibraciones que nos pertenecían desde que nos conocimos. Yo estaba nerviosa y él también. Durante la cena hablamos de nuestras vidas desde que habíamos dejado nuestra relación y lo mucho que me había echado de menos y cuando llegamos al postre, él colocó una cajita encima de la mesa. Le dije que no quería regalos y me dijo que solo era prestado, pero que si lo aceptaba tenía que cumplir una deuda. Aquel reto sonó en mis oídos como algo irresistible que no podía pasar por alto en esa noche. Cuando lo abrí, ví que era el colgante del falo que habíamos encontrado en las ruinas con una cadenita para ponerla en ese mismo instante. Yo estaba hipnotizada y lo cogí entre mis manos y le dije que me lo pusiera, él me dijo que si lo ponía tenía que ser su esclava esa noche y acepté, entonces me lo puso y quedaba justo entre mis pechos. Me sentía sumamente poderosa y comencé a sentir una excitación y lascivia sin entender muy bien porqué. Le dije a Marco que me apetecía ya saldar mi deuda y subimos a la habitación.

Nada más cerrar la puerta me dio el beso que tanto habíamos añorado los dos y que necesitábamos como el respirar, después me llevó al baño y se colocó detrás de mí frente al espejo. Cogió los tirantes de mi vestido y los dejó caer y con ellos el vestido, me quedé totalmente desnuda con el colgante puesto como única prenda. El me agarró los pechos con sus manos sin dejar de mirar al espejo y cogía el falo del colgante con su mano y lo movía en círculos sobre mis pezones haciéndolos endurecer. Dejó de jugar y se desnudó, con una mano me invitó a echar mi torso sobre el frío mármol del lavabo sin dejar de mirar al espejo. Entonces me cogió las manos y me las ató en mi espalda con su corbata y me mandó abrir las piernas, yo tenía miedo porque nunca me había hecho eso cuando estuve con él y no sabía que podría llegar hacerme, pero esa era el pago por llevar el colgante en mi cuello. Yo no dejo de mirar al espejo y de repente desaparece de mi vista….ya no lo veo, y noto como me sopla mi sexo y luego una lamida larga y suave y vuelta a soplarme, era una sensación increíblemente excitante y le pedí mas, mucho mas. Entonces separó bien mis nalgas y comenzó una comida de sexo en todo su esplendor y creí morirme de placer, y cuando estaba a punto de explotar se levantó, se agarró a mis caderas y empezó a follarme sin piedad, mirándonos al espejo, con mis pechos meneándose a un ritmo loco y el colgante golpeando con fuerza el espejo, no podía aguantar más ni sus embestidas, ni nuestras caras de placer, así que llegó mi orgasmo brutal, gimiendo como creo que nadie lo ha conseguido jamás. Exhausta me desplomé sobre el mármol de nuevo pero él me cogió en brazos y me llevó a la habitación.

Tenía una especie de cómoda de la altura de mis piernas y larga. Me puso boca abajo sobre ella y entonces, mis piernas quedaban en pompa y mi cabeza recta en una posición ideal para follarme por detrás y por mi boca. Mis orificios los lubricó con aceite perfumada y entonces se tumbó sobre mi espalda y mientras susurraba palabras y frases deliciosas al oído me iba penetrando, unas veces por mi sexo y otras por mi culo. No me dolía en absoluto porque lo hizo tan dulcemente y tan embaucador a mis oídos que necesitaba esas penetraciones, pero una vez que me tenía muy dilatada y deseosa de él comenzó la fuerza de macho. Se colocó de pié y comenzó un bombeo a su antojo, abajo y arriba y yo, en mi instinto de supervivencia, intentaba salir de allí, le insultaba, pero a la vez me estaba llevando a un orgasmo continuo que mi cabeza ya no asimilaba, unas veces suplicaba clemencia, otras veces simplemente le decía “fóllame cabrón”….Cuando le vino en gana, se quitó de mi sexo y se colocó frente a mí. Lo miré y su verga estaba colocada frente a mi boca, me trastornaba solo con mirarla y entonces saqué mi lengua lasciva para provocarla e invitarla a entrar en mi boca y saborearla y así lo hizo. Yo estaba a su santa voluntad, así que agarró mi cabeza y suavemente introdujo su verga en mi boca follándola a su antojo un buen rato, pero cuando quiso salir de ella, se la presioné con mi paladar y no lo dejaba escapar, él volvía a metérmela y yo chupaba y cuando quería escaparse yo tiraba de ella hacia a mi, y aquel juego hizo que él se dejase llevar por aquella enajenación, arquease su espalda, bramase como un macho copulando y le regalase a Medea el elixir que necesita para alimentarse. Cuando terminó de bañar mi boca y aunque estaba casi mareado, le dije que no me podía dejar así de caliente, que necesitaba correrme de nuevo, así que se colocó de rodillas sobre mi sexo y mi culo y regalándome las pocas fuerzas que le quedaban, comenzó a succionar todos mis fluidos, a meterme la lengua por todos los orificios que había dilatado y comerme el clítoris con delirio hasta volver a llevarme al preciado mundo del orgasmo femenino.

Yo no me podía moverme y el poco más, me desató y me cogió en sus brazos llevándome a la cama. Creí que simplemente me habría usado para fóllame como jamás nadie lo había hecho pero me equivoqué. Me rodeó con sus brazos, me regaló mil y un besos y me dijo un “Te Amo Medea” que con nada que tengo, me sentí la mujer mas grande y afortunada del mundo mortal.

Mientras él dormía en mis brazos, cogí aquel colgante en mi mano y vi una mujer con vestimentas romanas, respetada por todos, deseada por muchos y cuando se giró solté de repente el colgante de mi mano porque la cara que vi en ella…..era la mía.


lunes, 16 de agosto de 2010

LÁZARO

Llevaba un rato adormecida entre sus brazos después de una sesión agotadora de sexo.

Apenas sentía mis músculos y como una serpiente reptando, bajaba deleitándome del olor a sexo que desprendía su cuerpo adormecido. Cada centímetro de su piel desde el cuello hasta su sexo era un renacer de nuevo al deseo y la lujuria.

Acariciaba con mis manos su sexo inerte, jugando a resucitar a un muerto, y al ver que mis manos no eran suficientes para levantar a Lázaro, lo sumergí en mi ardiente boca. El volcán que se refugia en mi boca, mi lengua, la prisión contra mi paladar y esos pequeños mordisquitos que me encanta dar, consiguieron llenarlo de vida de nuevo. Ummmm…de nuevo su sal, su latir y los gemidos de su dueño.

Me gustó ver a los dos casi despiertos, pero sentía la necesidad de sentirme fresca después de la sesión agotadora que había tenido con él, así que me levanté de la cama y me fui directa a por mi jabón de azucenas y me senté cómodamente en el bidé.

Suavemente comencé a enjabonar mi olimpo, de adelante hacia atrás, en círculos, sin prisas y saboreando cada caricia que mis dedos le proporcionaban a mi clítoris. Noté un bajón de sangre a mi sexo que me excitó sin piedad, y sentí la necesidad de más…de mucho más.

Encañoné el chorro de agua tibia hacia mi clítoris y mi dedo presionaba el grifo para que saliese el chorro con tal fuerza que apenas me dejase respirar de placer. Yo estaba completamente abierta y el chorro masajeaba constantemente mi sexo convirtiéndome

en una esclava del placer, pero faltaba algo necesario para pasar el límite de la cordura y era una verga en mi boca. Chuparla mientras me masturbo en el bidé es sencillamente desbordante para mis sentidos.

El acudió a mi llamada.

Se apoyó en el marco de la puerta contemplando mi imagen y escuchando mi gemir. Aquello lo puso en pié de guerra.

Su sexo miraba al techo y sus ojos se clavaban en mí. Lo invité acercarse a mi cara porque aquel calor y la corriente que recorría mi cuerpo, me había regalado la necesidad imperiosa de relamer y succionar su sexo hasta que se derramase en mi boca su elixir.

Una de mis manos controlaba la densidad del chorro de agua y la otra tenía bien sujeta su verga para que no se pudiera escapar a la presión de mi paladar y mi lengua y así arder en el infierno de la boca de Medea.

Jamás permitiría que se escapase es dura y enorme verga de mi boca, así que, cuanto mas potente era el chorro de agua sobre mi sexo, mas me apetecía engullir y saborear. Mi clítoris estaba a punto de explotar y mas rápidos era mis movimientos de succión, de meneo con la mano y de presión de la punta de su sexo dentro de mi boca.

Se la mamaba a conciencia. Era un deleite para mis sentidos trastornar al conquistador de mi corazón. Sentía sus venas a punto de explotar en mi boca, ese burbujeo preliminar a la escapada de su elixir, esos gemidos rápidos y sus palabras obscenas…todo hacía que mi clítoris fuese a reventar al unísono con él.

Enfoco el chorro de agua sobre mi culo para controlar el orgasmo y así correrme al par que mi amante. Deseaba correrme mientras el eyaculaba sobre mi

boca y sentirme así dueña de su alma y a pesar de tener la boca tapada con su sexo, no podía evitar gemir.

Subí el chorro de agua a mi clítoris porque necesita reven

tar ya en mil estrellas y mi boca ya devoraba su verga sin piedad….él me agarró del pelo y violando mi bo

ca, sentí como un chorro cálido de néctar inundaba mi garganta mientras el agua me sumía a mi en un orgasmo brutal y hambriento de delirios. Engullí y saboree aquel néctar regalado a mis papilas, llenando mi ego femenino y elevarlo al nivel de dominación.

Lo arrodillé ante mí, le agarré su nuca y lo besé ya con calma derrotera.

Le susurré al oído “eres mío” y me cogió en sus brazos, me tumbó en su cama y me dijo: “Medea, eres la hembra nacida para enloquecer al mismísimo Incubo”.




jueves, 3 de junio de 2010

NADIE COMO TU


Pensamientos libidinosos
que carcomen lentamente mi ser.

Mi piel completamente eléctrica
al solo recuerdo de tus lamidas.

Y para que engañarme con falsas realidades:
ABSOLUTAMENTE NADIE COMO TU

¿Que porqué?
¿De verdad quieres oirlo? Pues escucha...

NADIE COMO TU SABE:
Sentir*
Escuchar*
Mirar*
Seducir*
Susurrar*
Besar*
Acariciar*
Lamer*
Chupar*
Mamar*
Morder*
Gemir*
Penetrar*
Desvirgar*
Follar*
*ME

Por eso Grito:
"....Si llegase el fin del mundo
quiero que me pille FOLLANDO-TE..."




martes, 11 de mayo de 2010

Las "Tapitas" del BAR

Había quedado con él en una cita a ciegas.
Le dije como iría vestida. Un vestido con estampados hippies en malva y blanco, muy corto, dejando ver mis pronunciadas curvas, abotonado de arriba-abajo, gafas de sol enormes y una sandalias blancas de plataforma.
El dijo que llevaría camisa y pantalón estilo Kimono Japonés.
El lugar de encuentro un bar con barra en media luna y que preparan una tapas extraordinarias para aumentar la guía Michelín.
Entré, eché un vistazo rápido y lo vi.
Imposible pasar desapercibido.
Solo su manera de mirarme ya me gustó, pero cuando llegué hasta él y nos saludamos con un abrazo, noté como su energía rompía en mil pedazos mis esquemas. Así que opté por dejarme llevar por las sensaciones que en ese momento sintiese.
El había cogido el mejor sitio de la barra para sentarse….al final de ella y pegado a la pared. Yo senté mis nalgas en el taburete alto al lado de él. Comenzamos a conversar sobre nuestras cosas personales mientras yo le pedía a la camarera (una macizona de 50 tacos y tetas enormes) que nos pusiera una tapita y unos Riojas. Nos trajo unas migas de bacalao con aceite y pimentón que decidimos comer con las manos.
Cogí una pequeña cantidad y se la ofrecí a su boca. Me miró asombrado y abrió suavemente su enorme y sensual boca y se metió mis dedos en ella, chupándolos y relamiéndolos hasta dejarlos sin una gota de aceite.
Tragué saliva. Mi corazón empezó a latir tan fuerte como mi sexo.
Entonces el cogió otro pequeño bocado con sus dedos y me lo dio a comer. Estaba delicioso, jugoso, chupé y relamí sus dedos sin piedad. Cerré mis ojos y con sus dedos en mi boca imaginé su sexo el cual devoraba, mordía, lamía y besaba…..cuando los abrí, vi unos ojos casi fuera de las órbitas, unos labios llenos de humedad y deseo y una verga a punto de salir por el pantalón. Entonces me dic cuenta que no llevaba bóxer debajo de su Kimono.
Aquello me hizo sumamente poderosa y lasciva. Le dije que iba al baño. Yo necesitaba sentir todo mi poder de hembra sin ataduras, así que, me quité el tanga y el sujetador y los guardé en mi bolso. Levanté mis brazos por encima de mi cabeza y sacudí mis pechos consiguiendo endurecer mis pezones sintiendo el sumo placer de su libertad. Desabroché botones arriba y debajo de mi vestido dejando una abertura perfecta.
Me sentía tan excitada que me atreví hacer algo que tal vez acabase con esta cita o tal vez se pusiera tan loco como para devorarme en el mismo bar.
Me arriesgué.
Metí mi dedo en mi sexo húmedo y salí del baño. En el corto trayecto a mi taburete no nos quitamos ojo. Mi cuerpo intentó ponerlo a mil con su contoneo provocativo y cuando llegué a su lado y me senté, lo hice….. llevé mi dedo bañado en mi sexo a su nariz y esperé su reacción.
Fueron segundos muy tensos para mi. Solo me miraba sin decir nada.

De repente gira mi taburete dejándome frente a él, disimuladamente su mano me abre las piernas, desabrocha dos botones mas de mi vestido dejando al descubierto mi sexo solo para sus ojos. Mis brazos seguían apoyados sobre la barra disimulando mientras sus dedos no paraban de introducirse en mi sexo una y otra vez y se los llevaba cual manjar a su boca.
Me daba envidia su descaro, así que por la abertura de su Kimono le saqué su verga y así poder contemplarla y acariciarla mientras nos dábamos de comer con los dedos el manjar de la tapita imaginando que eran nuestros sexos los que llevábamos a la boca.
La situación era una locura, tener su sexo fuera del pantalón, pudiendo ver sus brincos, manosear su humedad, chupar mis dedos con su sabor salado y tocarla sin que nadie se percatara de ello, hacía que mi silla se pintara de color lechoso….

Cuando el bar aflojó clientela, él pidió a la camarera que nos preparara otra tapita especial, y mientras estaba en la cocina y la otra pareja a lo suyo, mi amante se arrodilló ante su Diosa y besó mi sexo. Después de sus besos vino su lengua y sus mordiscos viciosos. Mis ojos vigilaban la cocina mientras mi mano agarraba su nuca para morirme de placer con su boca….calor, saliva, mucho calor y mas saliva….Sentí como estaba a punto del orgasmo y le separé la cabeza. Besé su boca impregnada de mi olor y le dije al oído que ahora vigilase él la cocina. Bajé de mi silla, cogí mi copa de vino, me agaché de espaldas a la barra, mojé su sexo en mi copa y lo saboreé a placer. Henchido, latente…mmmmmm…sumamente delicioso. Me trastornaba su excitación brutal. En una mano mi copa, la otra masturbando mi sexo y mi boca en un vaivén de tira y afloja que consiguió meterme en éxtasis. Todo se volvió insonoro a mi alrededor. Solamente mantenía despierto mi olfato, mi gusto saboreando aquel manjar de dioses y el tacto de mis dedos que enloquecían mi clítoris.

De repente sentí como me elevaban a la silla con una fuerza hercúlea y todo el entorno volvió a cobrar vida. De la cocina salía la segunda tapita deliciosa y caliente, langostinos con nata caliente…ummmmmmm. El bar prácticamente estaba vacío ya, un hombre ahogando sus penas de amor en vino y la cocinera en la barra.
Con nuestros sexos al aire, empapados y con ganas de comernos, solo esperábamos que la cocinera se fuese a la cocina. Malditos programas rosas de tv que emboban a la gente. Allí estaba ella contemplando las mierdas de la gente que viven de eso. Ufff….necesitábamos un milagro. Mientras llegaba ese milagro, nos dábamos de comer bocaditos de langostinos con una mano y con la otra no parábamos de juguetear con nuestros sexos para mantenerlos erectos y llenos de pasión.

De repente suena el móvil de la cocinera. Milagro!!!!!!………Su manera de tocarse el pelo, de hablar sensualmente y esa risa tonta que nos entra a las mujeres cuando al otro lado del teléfono te están diciendo que te vana comer el coño sin dejarte nada sano, me hizo ver que su pilonero estaba caliente y que no tardaríamos en estar solos. Al momento nos dijo que tenía cosas que hacer en la cocina y que si la necesitábamos que la llamásemos.
Nada mas cerrar la puerta, él me levantó de mi silla y me subió a sus piernas insertándome lentamente en su verga.
El sentado en el taburete alto….
Yo sentada encima de él con mis piernas colgando…
Nuestros sexos unidos…
Solo faltaba mi baile sensual de caderas y el aplauso de sus manos sobre mis nalgas…
Y uno, dos, tres golpes arriba y abajo
Abajo y arriba
Derecha –Izquierda
Izquierda-Derecha
Ronroneo en su cuello
Nos comemos la boca
Tragamos saliva
Me ayudaba con sus manos en mi baile.
Yo dirigía el baile y él me acompañaba disfrutando al máximo de él.
Una carrera frenética para llegar al orgasmo y no ser descubiertos.
Y el roce frenético de nuestros sexos consiguió hacer fuego. Un volcán de lava candente se derramaba entre mis piernas….lava que también derretía su sexo…gemidos ahogados en nuestras bocas…miradas que lo decían todo.
Nos volvimos a sentar cada uno en nuestra silla sin dejar de mirarnos. Pude ver en su mirada aun su calentura y en su interior a un hombre intentando encajar el golpe erótico, enigmático y difícil de comprender, que le había dado Medea.
De repente se acerca el hombre embebido en sus melancolías y alcohol y le dice: Chaval, cuídala…..te lo dice un trotamundos.



martes, 23 de marzo de 2010

1.000 Mariposas

Suena a la puerta el claxon de su coche. Me tenso.
Hoy deseo ser suya en cuerpo y alma.
Por Dios que guapo está con esa camisa blanca y sus vaqueros. Un hombre maduro, de espalda ancha, musculado y cada vez que lo miro mi cabeza se imagina la fuerza que tendrán sus brazos para manejarme a su antojo....
Le dí un beso y pusimos rumbo a la locura sin saberlo. El iba conduciendo y yo no podía evitar mirarlo y sentir en mis entrañas el bullicio de 1000 mariposas.
Desenganché mi cinturón de seguridad y me arrimé a él, le rodee con mis brazos y le di un beso en la mejilla. El soltó una mano del volante y me rodeó por la cintura y me dijo:
El: Que te pasa?
Yo: Estoy mimosa
El: Y eso?
Yo: Me apetece ronronear en tu cuello. Me dejas?
El: Claro
No podía evitar la necesidad de chupar con mi lengua el lóbulo de su oreja, de lamer su cuello...Lo sentía tenso...creo que excitado. Su mano bajó a acariciar mi trasero suavemente por encima de mi falda. Eran un conjunto de emociones y sensaciones que erizaban mi piel y pellizcaban mi corazón.

El: Medea, no se que te ocurre hoy pero te aconsejaría dejar mi oreja y mi cuello o podría hacer algo impulsivo que igual no te gusta.

Me aferré aún mas a su cuello y desabroché dos botones de su camisa. Mi mano se puso juguetona con su vello y sus pezones, que se endurecieron al instante.
Me dejó que jugara. Su respiración era entrecortada.
No me atreví hacer mucho mas sin su permiso por miedo a ser rechazada, pero entonces sentí en mi interior, como se desencadenaba el deseo y el calor de dos corazones que querían devorarse.
Soltó la mano del volante por un breve momento para desabrocharme las blusa lo suficiente como para ver mis pechos cimbrearse en sus manos. Todo mi ser ardía y como un niña traviesa ya no podía parar de acariciarle.
Seguía agarrada a su cuello, dándole tantos besos como mariposas tenía en mi interior, pero mi endiablada y desobediente mano pedía guerra y bajó hasta su cinturón y lo desabrochó, hasta su botón y lo desabrochó, hasta su bragueta y la bajó.....y él consintió.

Su mano que hasta entonces estaba acariciando mi culo, se fue metiendo poco a poco entre mi tanga mojando todo a su paso. Su mirada no se apartaba de la carretera, mientras su dedo se introducía en mi sexo lenta y profundamente.
No pude evitar gemir en su oreja al ser penetrada por su dedo y dejar que mi mano agarrara su impresionante, dura, mojada y latente verga. Todas aquellas palpitaciones, humedad, caricias y besos me tenían drogada.
Me dejé llevar por aquel placer tan intenso que se me regalaba y entonces, coloqué mis manos sobre el salpicadero del coche mientras mis caderas se meneaban en círculos, haciendo que su dedo se clavara con fuerza en mi sexo consiguiendo hacerme gemir.
Iba en otro mundo, yo tenía los ojos cerrados y no veía ni carretera ni nada mas, estaba perdida en un mundo de placeres voluptuosos y sonidos que me hacían desplegarme.
De repente sacó su mano de mi sexo y pegó un frenazo. Abrí los ojos y me dí cuenta que había detenido el coche en un desvío de la carretera.
El: Como te deseo Medea. No puedo dejar que te corras así.

Desabrochó mi blusa y me la quitó...solo me dejó mi minifalda.
Desabroché su camisa y se la quité....bajé sus pantalones y su boxer. Divina imagen y apetecible manjar....y toda para mi. Me lancé a besarla, a deglutirla, a saborear toda su fuerza y aquella verga se doblegaba a mis necesidades y vicios.

Me cogió por los hombros y me acomodó encima de sus piernas. Recostada sobre el volante, mis manos pegadas a la luna delantera y sin dejar aún que me penetrara, conseguí con mis gemidos y mis meneos que su boca y su lengua recorrieran por entero todo mi cuerpo, enloqueciendo en cada pliegue que surcaba.
Todo se hacía ya insostenible, así que no pedí permiso, la agarré con mi mano, la orienté a la entrada de mi Olimpo y de un golpe quedé ensartada en su daga mortal. Mortal de pasión, de locura, de lascivia y de orgasmos continuados.
Cabalgando como una amazona sabiendo el terreno que patea, conseguí que sus gemidos y su aliento hicieran de aquel coche la mas maravillosa habitación de la pasión. Cara a cara sin dejar de desearnos, de ver cada uno la cara que tiene la lujuria, nuestras lenguas deseosas de ser una sola y nuestros sexos intentando vencer al contrincante, hacían que nuestras almas estuviesen en el paraíso bailando un tango .
Llegó mi orgasmo y el suyo. Y ni siquiera en esos momento dejamos de mirarnos a los ojos para que fuera aún mayor el placer de vernos el uno al otro roto de pasión. Desplomados y fundidos pecho contra pecho.
Toda aquella manera de entregarme a él y la firma de un corazón que mi mano hizo en el vaho del cristal de su coche, consiguieron que enamorar aquel hombre maduro tan sabio en mujeres y tan falto de amor.

sábado, 13 de marzo de 2010

A las 11


Perdone, tiene mucha prisa?
Solo necesito 5 minutos.
Disculpeme que salga a llamarle la atención en el rellano de la escalera y casi desnuda, pero es que le oí pasar y tenía que hablarle.
Me he enterado de que es Vd. el vecino de arriba y quería presentarle una queja con todos mis respetos. Es que mire Vd., desde que ha venido a vivir encima de mi soy incapaz a dormir.
Todos los días a las 11 de la noche, no se que parte de su casa tiene encima de mi dormitorio, no se si es el suyo o es alguna sala, pero empieza Vd su trajín amoroso con su "señora" y no puedo evitar escuchar.
Comprenda que duermo sola y en el silencio empiezo a oír ese "pum, pum, pum" sobre la pared, que no se si es una mesa o su cama, y como grita su señora y como Vd se pone a gemir y decirle cosas a su señora que mis oídos no llegan a captar, y esos azotitos sonoros que le da en su culete...
Y claro, no es que me jorobe que Vd tenga sus desahogos, pero entiendame a mi....


Me imagino que soy yo quien está entre sus piernas,
a la que moja entera,
a la que lame de alante atrás,
a la que le da azotitos en el culo,
a la que hace gritar y llamarle de todo mientras la hace suya.
Yo estoy muy cansada de estar todas las noches deseándolo y al final tener que ser yo quien acabe con el palpitar de mi sexo y la verdad no se que solución darle. Si viene Vd a visitarme antes de las 11 no podrá cumplir con su señora y si viene después de las 11 pues no podrá satisfacerme a mi, así que, digame Vd:
¿Que podemos Hacer? Porque yo a Vd. le gusto no?


jueves, 11 de marzo de 2010

VOY

Viéndote tumbado, erecto, de mirada lujuriosa
y con los brazos esperándome, no quiero hacer otra cosa
mas que disfrutarte.
Me tiro encima de ti sin mas.
Amortiguas mi golpe entre risas que me contagian,
mis pechos se clavan en el tuyo,
y las risas pasa a ser gemidos simpáticos.
Nos miramos sin decir palabra,
mi saliba se mezcla con la tuya,
tus manos me desnudan,
tu calor también es ahora el mio.
Tu sexo brinca y juega al
toca-toca con el mio.
Me haces tuya de un solo golpe
y entonces los gemidos simpáticos
pasan a ser gemidos que queman.
Tu sexo me abre, me rompe, me golpea,
me menea, me monta, me tortura,
me doblega, me empapa y me eleva al orgasmo brutal.
Sigo. No paro. Te cabalgo.
Y mi sexo te abraza, te ahoga, te frota
te sube y te baja, te endurece, te derrite
y te derramas en él.
Nuestras manos besan la piel y
nuestras bocas el alma.

domingo, 7 de marzo de 2010

El TIOVIVO


Siempre me gustó subirme al Tiovivo.
Ese subir y bajar, suave y lento
con las piernas abiertas,
agarrada a una barra para no caerme y
escuchando la música dulzona
que me transportaba al mundo mágico de los sueños.

Hoy eres tu mi TIOVIVO
Me subo a ti, agarrándome a tu cuello,
me acomodo a tu asiento,
encajando perfectamente.
Empezamos el movimiento de
subir y bajar,
subir y bajar,
lento, suave, dulce, profundo.
Embriagándome lo que veo,
lo que me haces sentir,
en la locura en la que me envuelves,
y oigo la música de nuevo.
Música que sale de tu boca,
de la mía...gemidos armoniosos
y acompasados al movimiento
de subida y bajada.
Música que vuelve a transportarme
al mundo de los sueños y que me hace
volver a ver el mundo desde las alturas de los Dioses.


lunes, 1 de marzo de 2010

AMEN


No te atrevas a juzgarme, o acaso te crees mejor que Yo?
Porque? Que te hace diferente a mi?
Alguien te ha dado poder para juzgarme?
El que verdaderamente AMÓ, NO JUZGÓ.
Aprende de El.
Como buena Samaritana,
mi casa es de todo aquel que sepa aceptar a las personas
tal y como son.
Y si tanta pasión te ofende, no te obligo a pasar a visitarme,
simplemente te vas por la puerta
llevando tanto descanso, como tu partida deja.
AMEN


martes, 23 de febrero de 2010

MI ORGASMO

Si me pones completamente abierta de piernas,

que la piel de mi sexo quede extremadamente tensada,

sujetando con tus potentes brazos mis piernas para que no se cierren

y lamiéndome, ocurriría ésto:


lamida laaaargaaa y caliente labio izquierdo

ummmmmmmmm

lamida laaaaaaaargaaaa y caliente labio derecho

ayyyyyyyyyy...asiiiiiii

ummmmmmmmmm

lamida suave y caliente culo

oooooooohhhhhhhh

lamida penetrante en mi volcán

asiiiiiii....sigueeeee

uf

uf

ufffff

lamida y parada en mi clitoris

no te muevas

no te muevas

asi

asi

vamoooossss

no pares ahora

sigueeee

uf

uf

ufff

sigueeee

succiona con fuerzaaa

asiiiiii cabróonnnn

sigueeeeeee

no pares ahora

sigueeee

me corrooooo

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡aaaaaaaaaahhhhhhhhhhh

aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh!!!!!!!!

Eres el mejor COME-COÑOS

de la faz de la tierra.



domingo, 21 de febrero de 2010

¿Y TU QUIEN ERES?

Era el fotógrafo del instituto donde doy clases de sexología.
Peinaba canas.
Siempre esa cara sobria y esos modales tan extremadamente educados me hacían preguntarme:
¿Y este hombre sabrá comerle el sexo a una mujer?
¿Y sabrá hacer algo más que meterla, sacarla y dar las buenas noches?
¿Y si después de follar, una mujer le hace cosquillas…se reirá?
Os juro que aquel hombre de la “triste figura” me intrigaba muchísimo.

De repente un día, me estaba esperando al salir de clase y me dijo si quería tomar un vino en su casa, que le gustaría charlar sobre nuestros trabajos y pasar una velada con una mujer interesante como yo.
Claro que acepté, porque aunque me sonaba a milonga, me apetecía responder a las preguntas que rondaban mi cabeza.

Estábamos en su salón. Sentados en sofás individuales, amplios, aterciopelados, cálidos…..la chimenea encendida y sobre la mesa, una botella de buen vino.
Estaba muy conversador, extremadamente sobrio en sus gestos y creo que bastante tenso.
Yo lo observaba mientras mi cabeza preguntaba: ¿Peinando esas canas, a cuantas mujeres habrá hecho suyas? Y a cuentas habrá amado?.
Sin más me levanté y le pregunté si tenía música.
Me señaló donde estaba el equipo. Tenía una colección impresionante de música.
Me entretuve un rato mirándola mientras el seguía hablándome desde el sillón. De repente, mi vista tropezó con Santana y su Europa. Una de esas canciones de baldosa, muerdo en el cuello y manos en nalgas femeninas. Una canción que siempre me ha traído algo bello a mi vida.
Cuando empezó a sonar, me transformé. No se que me ocurrió, pero mi libido subió al infinito, mis pezones endurecieron sin mas y mi sexo se empapó.
Todo mi deseo era imposible ocultar bajo un vestido blanco y sin ropa interior.
Me giré y clavé mi mirada pasional en él.
Se calló.
No se que vio en mi cara que no volvió a articular palabra.
Me miró de arriba abajo.
Lo vio todo.

Juro por mis muertos, que aquel hombre ya no era el hombre serio y aburrido que conocía.
Me encaminé a él con mi cuerpo cimbreante y lleno de ganas de él.
Llegué ante él.
Descarada, me planté de pie entre sus piernas, inmóvil y caliente…..muy caliente.
Metió sus manos bajo mi vestido, subiendo por mis muslos y al tropezar con mi sexo desnudo oí su gemido.
Su cara me decía TE DESEO BRUJA
Delante de sus narices, me quité el vestido dejando toda mi desnudez al deleite de su mirada. Impresionada vi como su boca bajaba a regalarle a mi sexo un beso, dos, tres…

Y ahora voy hablarte en primera persona porque sé que lo estás leyendo.

Me muero por ti.
Agarro tu nuca y dejo que tu lengua me beba.
Con mis manos te aparto. Te beso la boca….ummmm, huele a mi coño.
Me doy la vuelta. Te doy la espalda.
Acaricias mi culo.
Me siento en tus piernas.
Pego mi culo en tu paquete.
Siento tus poderosas manos abrir mis piernas, colocarlas alrededor de las tuyas y mientras me besas el cuello, tu mano izquierda pellizca mis pezones y tu derecha se mete a buscar calor en mi sexo.
Si sigues así, sabes que me correré y no me da la gana.

Me bajo y como una penitente me arrodillo ante ti. Desabrocho tu bragueta liberando tu verga apretada entre telas.
Ummmmmmmm….mojado, latente, caliente, salado….
Lo meto en mi boca para que no se enfríe mientras te desnudo.
Estalla tu piel.
Tus venas burbujean.
Tus manos agarran mi pelo con fuerza, mientras haces que tu polla se clave en mi garganta.
Me quitas de golpe.
Te levantas con furia del sofá. Con tus brazos curtidos, me colocas sobre la orejera del sofá, con mi culo en pompa y extremadamente abierta.
Me das miedo. No te veo. Estás detrás de mí.
Ooohhhhh…tu lengua….tu lengua….loca lengua recorriendo y mordiendo mi sexo igual que los machos, antes de montar a su hembra.
No escuchas mis suplicas.
Voy a correrme y no me oyes.
No quieres oírme.
Grito…¡¡¡amor me corrooo!!!…..
Bebes
Muerta…Inmóvil…Paralizada
No, no no….eso no….
Suave, despacio animal…..por favoooor
Tu polla se ha clavado en mi culo hasta el tope de tus testículos.
Te quedas inmóvil mientras echas tu cuerpo encima de mi espalda y besas mi cuello.
Niña, relájate, ya está…..ssshhhhhh!!!…
Me metes la lengua en mi boca mientras te mueves dentro de mí.
Ummmm…ahora si. Ahora quiero más, quiero fuerza, quiero sentir como tus testículos golpean mi clítoris y te quemas conmigo.
Fóllame fuerte.
Una embestida
Otra

Y otra
Rápido
Mas
Sigue
Mas
Chupo tu dedo en mi boca
Gruñe cabrón
Móntame así
Nuestros sexos se besan
Arqueas la espalda
Bramas y sigues bramando
Te desplomas en mí
Chorreo
Me besas
Me llevas a la alfombra delante de la chimenea
Te tumbas a mi lado
Me miras, me besas y me preguntas:
¿Y tú quien eres?