Estaba como Arguiñano, haciendo la cena, pero mas sexy claro...desnuda y delantal, cuando te vi entrar en la cocina desnudo, con ojos de querer comer (y no precisamente la cena) y con un mástil puesto, que riete tu de las tiendas de campaña. Te miré, eché una sonrisa y seguí con mis fogones.
Sin mediar palabra, y por detrás, me abriste las piernas y comenzaste el ritual de macho devorador de mi sexo.
Me abrí de piernas para poder morirme de locura en tu juguetona boca. Lo quisiste así y así fue. Tu cena estaba servida. No dejaste ni una gota por beber de mi orgasmo. Paralizada y sin fuerzas para poder cerrar las piernas, me cogiste en brazos y me sentaste en la encimera. Te miré a los ojos, los míos debían de ser un poema porque aun te trastornaron más. Te miraba, metía mi dedo en tu boca y lo chupabas con vicio, tu barba olía a mi sexo y aun llevaba en ella rastros de mis fluidos. La besé y lamí para limpiártela. Me subiste las piernas hasta tus hombros, miraste mi sexo, lo acariciaste con tus dedos. Introdujiste tu dedo en mi Olimpo y luego en mi culo, despacio, suave...y mientras lo hacías me mirabas, mirabas si era receptiva a ser penetrada por detrás...con mi mirada te acepté y sin más, me penetraste hasta el fondo. Suave, sin prisas, deleitándote en lo que hacías a la vez que tu mirada no perdía ni un solo detalle de mi angustiada cara....angustia que se fue convirtiendo en un placer desbocado y que mis palabras te alentaban a seguir. Tus manos masturbaban mi clítoris, las embestidas eran cada vez mas fuertes, yo besaba tu boca.....hasta que no pude contenerme más y mi orgasmo y el tuyo llegaron con tanta fuerza, que hasta las sartenes daban palmadas ante la visión salvaje de nuestra pasión.
Y ahora quien termina de hacer la cena? o Tomamos un café?