TÓMBOLA ERÓTICA

Estaba duchándome y disfrutando del masaje clitoriano que me estaba ofreciendo el chorro de la ducha...ummm...era delicioso, cuando de repente sonó el dichoso timbre de la puerta. No hice caso porque la situación era de los más excitante...no tardaría mucho en correrme...y la segunda vez que tocaron el timbre casi me lo queman. Pensé que podía ser algo urgente, así que sin secarme, salí de la ducha como alma que ha visto al diablo y me puse una camisa suave que tenía a mano.

Bajé y abrí la puerta...hay que tocarse las narices...me venían vendiendo papeletas para la fiesta del barrio. Estuve a punto de mandarlo a paseo, pero me dí cuenta que era un chico que conocía de la adolescencia. Habíamos tenido un pequeño romance adolescente. El rápidamente me reconoció, hola Medea, que bella estás, eres como el buen vino... y claro la camisa se había pegado a mi cuerpo completamente transparente y dejando mi cuerpo totalmente desnudo a su mirada. Acto seguido sus papeletas cayeron todas esparcidas por mi pasillo de la impresión. Yo le ayudé a recogerlas. En un momento en que tuve que ofrecerle la vista de mi culo agachado, no se contuvo y allí mismo sobre las escaleras me sentó abierta de piernas. TE DESEO MEDEA Y NO TE HE PODIDO OLVIDAR.

Me abrió entere y su boca acarició mi sexo delicadamente para comprobar mi reacción. Oyó que empezaba a gemir y entonces se aplicó a conciencia. Yo ya venía mojada de la ducha y fue todo rápido, lleno de placer y orgasmo bendito.

Cuando yo terminé, solamente me incorporé mi torso que había echado para atrás para dejarme llevar por su lujuria. Allí sentada, desabroché su pantalón, le bajé su boxer y comencé a deleitarle con la mejor felación que pude. Era todo para mí, su vientre que acariciaba con una mano, sus testículos que presionaba con la otra, y todo su sexo para mi boca. Sexo duro, grande...DIVINO. Jugoso, me sentía muy mujer haciéndolo a él muy hombre. El tiritaba, le temblaba el cuerpo entero y sus espamos duraron muy poco, porque mi boca se llenó rápidamente de su semen tibio que tragué como lo hacía cuando eramos adolescentes.

Se sentó a mi lado mareado, y me dijo que jamás había olvidado lo nuestro y que con el tiempo había ganado en belleza y en sabiduría sexual. Me dijo ¿¿MEDEA HAS VENDIDO TU ALMA AL DIABLO??? ¿QUE CREÉIS??