¿CUERPO o ALMA?

Estábamos unas amigas y yo tomando unas copas y en una mesa había un grupo de chicos que no paraban de mirarnos. Se acercó uno y nos invitó a sentarnos con ellos. Uno de los chicos estaba sentado en una silla de ruedas. Nuestras miradas se cruzaron y no podía dejar de mirarle. Mis amigas escogieron con quien charlar...yo me senté al lado del chico minusválido. Conversamos, me dijo que tenía problemas musculares. No entendía muy bien lo que me decía debido al volumen de la música y a su dificultad para hablar así que decidí sentarme encima de sus piernas.

El me agarró por la cintura y estuvimos hablando prácticamente al oído, una conversación íntima. Me invitó a ir a su casa, que sólo quería tocar mi piel, nada mas. Acepté. Me dijo que le diera veinte minutos y que luego me llevaría un amigo suyo a su casa. Así lo hice.

Cuando llegué, la puerta estaba abierta, todo a oscuras y me había dejado un sendero de velas iluminando el camino hacia su dormitorio. Cuando llegué, él estaba desnudo sentado en la cama. Yo quedé a los pies de la cama...sólo nos mirábamos sin decir nada. Tenía tal capacidad de seducción en la mirada y poder mental, que yo parecía una marioneta a su capricho mental. Como si él me lo ordenara, me desnudé y me quedé inmóvil mirándolo. Vi como a pesar de su atrofia muscular, su sexo funcionaba de maravilla. Estaba muy empalmado. VEN, me dijo.

Subí a la cama y me recogió en sus brazos. Estábamos tumbados, sin hablar, solo caricias y besos. Mil caricias que me erizaban la piel, tanta calma, suavidad hacían que se mojara mi Olimpo y que mi cabeza solo deseara su sexo. Bajé mi mano y tuve su sexo mojado acariciándolo un largo rato.

Realmente no sabía como actuar, no quería hacerle sentir mal, así que simplemente me dejé llevar por lo que mi corazón me imponía en ese momento. Sin decir palabra, el bajó besando todo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo. Me besaba, me lamía, me comía con tanta delicadeza y pasión a la vez que mis piernas tiritaban, sentía un escalofrío que me recorría toda la columna vertebral. No pude evitar agarrar su cabeza y entregarme a su boca. Mis gemidos no paraban mientras tenía mi orgasmo, un orgasmo profundo y tremendamente duradero. Cuando terminé le dije si se podía poner de rodillas y me dijo que si, que sus rodillas podían aguantarle un rato el peso de su cuerpo. Cogí la almohada, la coloqué debajo de mi cabeza, y prácticamente debajo de su sexo, empecé a meter sus testículos en mi boca, él gemía como un loco. Metí su sexo en mi boca, y al estar sumamente cómoda, comencé una felación de vértigo....suave, rápido, suave otra vez, lo mordía, lo engullía...hasta que me dijo que me quitará o se correría. No escuché. Simplemente seguí hasta conseguir su anhelado elixir en mi boca. El creí que desfallecía, sus piernas ya no lo sujetaron más y su cuerpo desplomado lo recogió el mío. Nos abrazamos y fue tanta la lluvia de besos y caricias que recogí, que jamás podré olvidar a aquel HOMBRE encarcelado en un cuerpo que no le correspondía. UN ALMA LLENA DE TERNURA, SENSIBILIDAD Y UN HOMBRE MUY HOMBRE. Quien puede pedir mas???