EL PINTOR -2ª parte-

......Aquella postura y su mirada besando mi cuerpo me ponían a mil. No pude evitar bajar mis manos a mi sexo y acariciarlo. No se él como me estaría pintando, pero su sexo estaba a punto de explotar. De atravesar el lienzo. Me ordenó estarme quieta… pero para entonces mi sexo ya no obedecía órdenes… ni suyas ni mías ni de nadie más que de las diosas del placer, estaba en el mismísimo infierno que antecede al paraíso. Seguí acariciándome y eché mi cabeza hacia atrás. Dejé de ver al pintor.
Al momento sentí sus labios en mis muslos. Me quitó las manos, nos miramos y empezó a besar mi sexo…De rodillas, desnudo y su cabeza entre mis piernas, era el más maravilloso cuadro que podían pintarme. Su lengua el mejor pincel. Yo necesitaba su arte, imploré, supliqué… se apartó un poco. Me miró a los ojos como la primera vez. De muy cerca. Sonrió maliciosamente. Yo a punto de desbordar mis lágrimas de rabia, él pegó su boca abierta a mi sexo, me lamió hasta la saciedad y no pude evitar darle todo mi elixir en su boca…gemía como una salvaje.
El enloqueció al oírme, al saborearme, al olerme. Yo estaba paralizada entera, apenas sin fuerzas para moverme…entonces me levantó con sus enormes brazos de la silla y se sentó con los pies bien plantados. Luego me sentó en sus piernas. Yo no quería una penetración tan rápida, así que me bajé y le di lo mismo que él acababa de darme.
Metí mi cabeza entre sus piernas. Lamía su sexo sin meterlo en mi boca…metía sus testículos en mi boca, los presionaba mientras mi mano lo masturbaba. Suplicó, imploró mi boca…lo miré, sonreí y entonces de un trago lo metí en mi boca, lo masajeaba con mi boca, lo succionaba con fuerza apretándolo con mi paladar, tirando de él hacia fuera como si quisiera llevármelo conmigo. Su sangre hervía, sus venas parecían explotar. De repente me agarró por los brazos y me elevó hasta volverme a sentar en sus piernas, pero esta vez sí, esta vez me destrozó con su embestida.

Medea: Quieto. Deja que coja tu forma. No tengas prisa. Siente mi calor…Lo sientes?

Pintor: Me está quemando. Libera mi cuerpo, te lo suplico Diosa.

Encajada en su enorme sexo y sin llegar con mis pies al suelo, empecé a moverme rápido. Mis piernas abrazaban sus caderas y las mías subían y bajaban, mis pechos se movían al mismo ritmo, arriba y abajo, mientras mis gemidos y mi lengua se ahogaban en la suya. No aguantamos mucho más, nuestros orgasmos llegaron al unísono. Su viaje fue brutal. Su garganta me bramó el sonido mas sensual que puede oír una MUJER, la pasión y la locura de un HOMBRE. El rugido del hombre en éxtasis.

PD: Este texto está compartido con el Pintor - Juan Seductor-. Este dibujo se ha hecho para este texto. Disfrutarlo