EL BAR

Por fin llegó la hora de cerrar. Había sido un día agotador y como siempre me quedé a limpiar. No me dí cuenta de que un cliente se había quedado rezagado en una mesa. Yo solía ir sin ropa interior y en mis quehaceres, dejaba al descubierto mis intimidades. Me gustaba sentir el aire fresco de las ventanas abiertas.
Cuando me giré y lo vi pegué un grito. El se apresuró a decirme que no me asustara, que me tranquilizara, que siguiera con lo mío porque era el mejor paisaje que había visto en mucho tiempo. Déjame seguir mirándote me dijo. Estábamos solos y era realmente atractivo. Seguí con mi trabajo y cuando terminé, me dijo que tomáramos algo juntos en la mesa. Me apetecía porque estaba realmente sofocada.

Entonces no me pude contener, y me senté encima de sus piernas. Sólo nos mirábamos y de repente, sus manos empezaron a ser lujuriosas, acariciaban con fuerza y suavidad mi sexo, humedeciéndolo al máximo. Su boca lasciva bebían mis pechos, mi cuello, mi boca. Mi lengua buscaba la suya mientras sus dedos entraban y salían de mí. Se desabrochó la bragueta y sacó su sexo erecto y mojado. Lo busqué y me encanjé en él. Que calor!!!

Empecé a montarlo, movía mis caderas de un lado a otro, subía y bajaba, mis pechos se movían a mi ritmo, el intentaba cogerlos con su boca...entonces me quedé fija mirando sus ojos y le dije que me iba a correr y entonces él me ayudó en las embestidas, levantando su culo hacia arriba e insertándome en él con mas furia. Llegó nuestro orgasmo al unísono. Berrábamos como dos salvajes. Me dijo que mañana volvería al bar para verme, que no quería que aquello quedara solo en un polvo de desconocidos. Me preguntó mi nombre...le dije que MEDEA. Tienes nombre de bruja, cuerpo de Diosa y fuego inmortal. VOLVERÉ.

Regalo de Don Juan de Marco

Seducido por su delantal:" El local estaba a media luz, sin embargo la empleada del lugar hacía su limpieza sin notar mi prescencia, en cuatro piernas trapeaba el piso cuando note que no llevaba ropa interior... bendita vista me regalaba la oscuridad. Podía ver la fuerza que le imprimía al trapo con que refregaba el piso en el movimiento de sus nalgas, las que a cada embestida, separaba las carnes dejando entreber la sacudida que daban sus labios vaginales, donde se podía distinguir el deseo que acumulaba... pequeños destellos de luz que salían de su interior al reflejo de las tenues farolas, aceites que parecían untados sobre su piel, y que no sólo reflejaban su excitación, sino que también el deseo que brotaba al recuerdo de un amante. Torpemente golpeè el vaso sobre la cubierta de cristal, despertando a la diosa que se exhibía ante mis ojos, quise tranquilizarla, y aunque sus manos trataban de bajar el delantal, no lograba cubrir su sexo por completo... en su mirada podía distinguir su excitación...

No tardo en buscar sobre mis piernas lo que presentía que podía sentir mi cuerpo... y abriendo las piernas se sentó sobre las mías para enterrarse en mi erecto sexo que brotaba de la bragueta que acavaba de abrir... poco duró el momento en que ella se dejó atrapar por mis manos y pidió a gritos que no dejara de empujar hacia arriba para satisfacer su necesidad de sacudir su cuerpo de esos dias que había sentido la ausencia de sexo en su soledad... Sus jadeos empujaron a mi deseo a no detenerme ni por un instante hasta que nuestros cuerpos se fundieron en el fuego de la pasión que nos cubría como la noche al puerto... tras los cristales, la lluvia no dejaba de caer, mientras nuestros cuerpos satisfechos jugaban a conocerse a través de los labios que no querían hablar enmudecidos por el momento que acababan de vivir...

"Don Juan De Marco, en el bar de Medea...Un Beso Diosa.

MIL SUEÑOS ENTREGADOS A TU ALMA.

BESOS GRAN SEDUCTOR.