domingo, 27 de septiembre de 2009

CUERPAZO DE BOMBEROS


Altruistas, guerreros valientes, simplemente ángeles sin alas. No me refiero solamente a los Bomberos en particular, sino a todas esas personas, que de una manera u otra, arriesgan sus vidas por salvar otras, en las que incluyo a personas que con su cariño y sus palabras son capaces de volver hacer latir a un corazón moribundo. Para todos ellos el agradecimiento de una Mujer llamada MEDEA.

Y tú me salvaste.

Aparecías en mis sueños, en mis fantasías y mi corazón te necesitaba. De repente te hiciste real. Me cogiste en tus brazos y me envolviste en tu cuerpo como si quisieras apagar mis llamas en las que estoy envuelta.
Todo el peso de tu cuerpo sobre el mío. Me besas ardiente, recorriendo todo mi ser, sabiendo que un fuego apaga otro.

Tus grandes manos recorren mi piel suave, parándose en el volcán de mi sexo, aún a sabiendas que se quemarán.

Metes mis pezones en tu boca, mis gemidos agitan y mueven el huracán que enciende más el fuego. Cada vez sube más la temperatura. De nada sirve nuestro sudor, ni nuestra saliva para apagarlo.

Tu lengua intenta apagar el volcán del Olimpo que está a punto de estallar y arrasar todo lo que se cruce en su camino.

Y aún así, te arriesgas.


Sabes que es lo único que puede apagar nuestros fuegos y son nuestros orgasmos.

Te pones en posición y colocas tu sexo a la entrada de mi volcán y lo introduces hasta lo más profundo de mí ser.

Ese bombeo lento y que poco a poco vas incrementando, hacen brillar mis ojos con lágrimas de amor y mi volcán acaba explotando en un orgasmo de mil estrellas.

Tu semen es para mí calor, como el agua de las nubes enviada por los Dioses para sofocar a su Diosa MEDEA.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡¡ssssssss....NO ME DESPIERTES!!

¡¡Ahí te quiero tener y sentir!!
Que tus dedos sean tentáculos en movimiento incesante
y que tu boca sea el pecado
por el que vendo mi alma al diablo.
¿Solo un sueño?
ENTONCES, NO QUIERO DESPERTAR


jueves, 17 de septiembre de 2009

EL BRUJO

MI SUERTE ESTABA ECHADA.
Fui invitada a cenar en casa de un amigo al que veía con frecuencia, porque aparte de ser un gran amante, era mi confidente para todo. Vivía en una antigua casa preciosa en un pueblo cercano a mi ciudad. Una casa con mucha historia encima y que al entrar en ella, siempre me hacía sentir como si estuviese viviendo los secretos que guardaban aquellas paredes.

Me puse para la cena un vestido suave y corto azul turquesa y unas medias de blonda a juego. El movimiento voluptuoso del vestido dejaba ver la sugerente vista de las medias sobre mis muslos. A él le volvía loco aquel vestido.
Cuando entro por la puerta de su casa hasta el salón, veo que no estábamos solos. Sentado a la mesa había un hombre, unos 10 años mayor que yo, con barba, vestido con camisa y vaqueros, sencillo, pero con una mirada penetrante y armoniosa. Mi amante me lo presentó como “El Brujo”. Cuando me acerqué a darle dos besos, sentí una energía tan poderosa, que sentí como si me hicieran el amor en apenas dos segundos. Un roce que elevó mis sentidos y mis deseos de mujer a extremos que ni yo misma conocía.
Mi amante me dijo si aceptaba estar con ambos en la cama. Aquello cayó como un jarro de agua fría sobre mí, porque jamás había hecho un trío, pero la dulzura y sensibilidad de aquel hombre hizo que aceptase. Ya sabía lo bueno que era mi amante en la cama, pero necesitaba sentir la energía de aquel Brujo en mi cuerpo.
De que terminamos de cenar, con una conversación muy amena y con un vino exquisito subimos al dormitorio y espero saber relataros todo lo que allí sentí.
Como grandes caballeros, me ofrecieron ser quien pidiese, los dos a mi disposición. Yo estaba realmente nerviosa, no era capaz de moverme ni de pedir. Mi amante se sentó al borde de la cama y me llevó hacia él y el brujo de pie detrás de mí. Mi amante me quitó las medias y el tanga. Sus dedos se metieron por debajo del vestido y acariciaban mi sexo, pero yo no conseguía excitarme, cuando siempre lo hacía. Entonces fue el brujo quien con mucha dulzura empezó a besar mi cuello por detrás, eran besos tiernos…aquello empezó a relajarme, él lo notó, y detrás de aquella sesión de besos, eché mi cabeza hacia sus hombros y el supo que era el momento de bajar mi vestido y acariciar mis pechos. Quedé desnuda para ellos…aquella delicadeza en mi zona erógena del cuello y las manos de mi amante en mi sexo me hicieron empaparme en segundos. Entonces tomé las riendas del juego. Les ordené que se desnudaran y subieran conmigo a la cama.
En la mesilla tenía aceite de rosas que utilizaba mi amante para darme masajes, la cogí y le eché un poco a cada uno en sus manos. Les dije que se tumbaran uno a cada lado de mí y que me untaran todo el cuerpo, todos mis rincones secretos y que no quedara nada por explorar. Cuatro manos recorriendo toda mi piel…sentía como se introducían dedos en mi sexo, como mis pechos eran masajeados hasta la locura. Mi amante subió unos centímetros su cuerpo hasta dejar su sexo a la altura de mi boca. Me puse de lado y comencé una felación lenta y suave…mientras, el brujo se acoplaba a mí por detrás..sentía su sexo recorrer mis muslos y mi culo, mientras su boca besaba mi cuello y sus manos acariciaban mis pechos. Agarré su polla con la manos y se la orienté a mi sexo…él solo me penetró con su glande hasta recibir alguna señal mía que le indicara lo contrario. Seguí masturbando con mi boca a mi amante, pero suave para no hacerlo estallar aún…mi deseo crecía como un volcán. Entonces embestí con mi culo al brujo, e hice que su polla entrara hasta el fondo, movía mi culo con ritmo, él comprendió que debía seguir ese ritmo. Embestía, se paraba, volvía a moverse…y aquello hizo que mi cuerpo rompiera en un orgasmo de tal magnitud que dejé inmóvil mi boca y solo podía enloquecer. Me derrumbé. Tendida en la cama boca arriba y en un estado de catarsis, esperé a que mi cuerpo pudiera moverse. Mientras duró ese estado sentía como mis hombres seguían masajeando mi cuerpo con sus manos. Cuando pude hablar, los besé a los dos en un profundo beso y le pedía al brujo que recorriera mi sexo con su lengua, mientras le pedía a mi amante volver a saborear su sexo. El brujo me tenía fuera de control, con sus lamidas suaves, húmedas, metía sus dedos, jugaba con mi sexo y hacía que mi boca fuera un infierno de pasión para mi amante. Les mandé parar o nos correríamos los tres…nos relajamos un poco y le dije a mi amante que me penetrara sin correrse, y el brujo tomó su posición. Mientras era penetrada, mi boca tenía otro sabor con que deleitarse..el del sexo del brujo. Mi cuerpo era el cuerpo del deseo, los dos lo deseaban y el mío a ellos.
Quise probar algo que nunca había hecho. Les mandé que se colocaran tumbados en la cama, uno a la cabecera y otro a los pies de la cama, juntando sus culos y sus sexos. Las dos pollas juntas, hacían una sola de gran grosor. Las cogí con la mano y poco a poco fui introduciéndolas en mi sexo. Metía y sacaba muy despacio para ir ganando terreno en mi sexo…era de locos….mi amante tenía una cara de estar penetrando un túnel muy estrecho y supongo que la brujo le ocurría igual, aunque él se deleitaba además con la vista de mi culo. Conseguí meterme la mitad de las pollas y aquella presión gigantesca sobre mi punto G, consiguió un orgasmo como en la vida había sentido. Volví a desplomarme sobre la cama y les dije a los dos que me penetran como quisieran. Mi amante entonces, me penetró en un Misionero, con una fuerza salvaje fruto de tanto aguantar sin correrse…duró muy poco, pero con un orgasmo feroz. De que terminó, el brujo ocupó su lugar, me volteó cara abajo, y tumbada me penetró. Sus movimientos profundos y fuertes, hacían que mi clítoris se restregara contra la cama y le dije que me iba a correr, entonces aceleró su bombeo para llegar conmigo a mi tercer orgasmo Solo pude besarlos y los dos me abrazaron entre sus cuerpos y nos quedamos dormidos. Fue una tortura y un delirio disfrutar de aquel acto sexual que nunca había probado.

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PD. EL BRUJO es real, gran hombre y amigo. ANTONIO gracias por dejarme usar tu historia real como una de las fantasías de MEDEA.





martes, 1 de septiembre de 2009

Museo de ¿ARTE?


Habían hecho una exposición de pintura y fotografía antigua, que me encanta, en mi pueblo. En sí lo que realmente me fascinaba era que el mismo museo, había sido una casa señorial típica y adentrarme en sus muros me daba la sensación de haber vivido allí en otros tiempos. Había un chico que era el encargado de abrirlo y hacía tiempo que me tiraba los tejos.
Nada más llegar me dijo que estábamos solos y que le apetecía poseerme en aquel lugar. Me atraía muchísimo y acepté. Subimos a una de las salas, todo el suelo era de madera antigua y crujía a nuestros pasos, hasta que llegamos a una mesa de madera antigua. Yo llevaba un blusón largo verde, él quería sentarme en la mesa y devorar mi sexo, pero a mi me apetecía comerlo a él, así que me quité mi tanga, lo coloqué sobre la mesa y bajé sus pantalones hasta lo tobillos. Lo senté en la mesa y comencé mi ritual.
Era totalmente enloquecedor saborear su sexo ante la mirada de tanta gente fotografiada. Yo estaba completamente extasiada y él enloquecido hasta que oímos que alguien llamaba abajo. Mierda.
A toda la carrera, le subí los pantalones, la cremallera que casi se la pillo con ella y salimos de la habitación como sin haber roto un plato. A mitad del pasillo, me dí cuenta de mi tanga y eché a correr para cogerla, porque claro, aunque son divinas no creo yo que colara que mi tanga era una obra de arte. Lo metí del brazo a otra sala y le hacía preguntas estúpidas sobre la exposición,
seguramente sin sentido porque mi cabeza estaba en otra situación y a él le dio un ataque de risa porque no entendía de que coño le estaba hablando. Era solo para disimular. Cuando subió la gente a ver la exposición, uno de los chicos que debió de oír el crujido de las tablas, se me quedó mirando y me guiñó un ojo, cómplice de lo que sabía que estaba ocurriendo. Yo le sonreí.
Bajamos para abajo, nos sentamos en un banco de madera del patio de aquella preciosa casa. Cuando la gente se marchó, me agarró del brazo y volvimos a subir otra vez para la sala. Sabíamos que no teníamos mucho tiempo hasta que volvieran a venir mas personas, así que, volvía quitarme el tanga, a bajarle los pantalones y chupar como una loca. El me dijo que quería tocarme, así que me puse de pié, con mi mano me agarré a su cintura, con la otra y mi boca lo hacía enloquecer y mi culo en pompa ofrecido en sacrificio a sus poderosos y largos dedos que hacía de pene. Cuanto mas me tocaba y mas me penetraba por todos los sitios con sus dedos, mas ardiente estaba mi boca. No hubo un segundo de descanso....fuerza, ritmo, pasión, locura, adrenalina, miedo, no miedo...daba todo igual, solo importaba nuestra pasión y nuestro deseo. Si en eso momentos llega a subir alguien, me hubiera importado poco que me hubieran visto el culo y mi pose. Al fin y al cabo todo es arte.

Su semen llegó a mi boca con fuerza al mismo tiempo que mi orgasmo, casi me atraganto con todo a la vez, porque mi boca pedía gemir, pero a la vez deseaba tragar. Sus piernas tiritaban de una forma descomunal, creí que se me derrumbaba. Cuando terminamos se quedó sentado en la mesa y no podía moverse. Hubiera dado lo que fuera por hacerle una foto.
Como pude, lo incorporé, lo vestí porque él era una auténtico trapito fuera de combate. Bajamos y nos volvimos a sentar en aquel banco, yo recostada sobre él y sabéis lo que pensé? Que aquellas paredes debían de haber vivido muchos momentos de sexo, pasión, lujuria, momentos furtivos y de repente, aparte de estar muy orgullosa de como había dejado a aquel chico, me sentí orgullosa de haber dejado mi firma entre aquellas paredes. Aquel museo ya tenía otra historia lividinosa que callar o que contar.